Justicia y medios: “Los medios de comunicación reflejan el sentir de la gente”

Caputo Tártara entrevistado por Denise Benítez Franco
y Ramiro Queipo
El Dr, Emir Alfredo Caputo Tártara juez del Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de La Plata participó del panel sobre Relaciones Públicas, comunicación y justicia: el rol de los medios cuando hay que juzgar, que se organizó el pasado jueves 6 de junio en la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad del Este.
En esa oportunidad, los estudiantes Ramiro Queipo y Denise Benítez Franco le realizaron una entrevista sobre temas vinculados a la justicia y los medios.

Usted cree que los medios de comunicación ¿pueden tener algún tipo de influencia positiva o negativa en su labor o de impacto en la opinión pública?
-         Los medios de comunicación reflejan el sentir de la gente. Entonces en tanto y en cuanto con objetividad éstos informen acerca de los sentires de distintas opiniones de, llamémosla en el buen sentido de la palabra “bandos”, no van a hacer sino, poner de manifiesto  una circunstancia que ya subyace y es real, de manera tal que no le veo sinceramente que pueda haber una incidencia extraordinaria, es la incidencia normal que refleja la idea de un  grupo de personas sobre el sentir de alguna situación. A veces se observa que un periodista está más comprometido ideológicamente, porque somos todos seres humanos, con uno u otro sector y por ahí pone énfasis en uno u otro sentido. Pero si yo tuviera que hacer un balance mental en importante cantidad de décadas en las que vengo trabajando, me he sentido absolutamente cómodo con la prensa en el sentido de que han reflejado verdaderamente lo ocurrido. Y cuando llega el momento de la decisión, se respeta lo que  se resolvió y punto, amén del sentir de los demás. Es decir, hace muy bien el periodista en ir a consultar al familiar cuando se dicta el fallo. Por otro lado, hay que saber respetar una institución tan relevante y trascendente como es la Justicia en lo que es una República, para decir los fallos son estos. A veces, los supuestos que se puedan tener acerca de un caso exceden el marco de los parámetros que establece la Ley para pasarlos por ese tamiz y juzgar y resolver. No me sirve tal o cual opinión para fallar, necesito pruebas concretas. Hay principios, por ejemplo, el de in dubio pro reo, que establece que en la duda siempre hay que estar a favor del procesado, que es insoslayable. Y hay un aspecto de la duda, no como ser humano ni como juez, en el cual se supone que esta duda sea objetiva, que la balanza no se inclina en ninguno de los dos aspectos.
                                              
Algunos fallos o juicios tienen mayor repercusión en los medios y esto se relaciona con que dichos fallos involucran a ciertos sectores, ¿Esto le genera algún temor por las consecuencias hacia su persona o para con su familia?
-         No. Llevo dedicándome a esto 30 años y creo que lo importante cuando uno se aboca a una tarea es que tiene que presuponer estas circunstancias. He tenido amenazas, me he tenido que ir raudamente de La Plata, sin dar a conocer mi situación. Uno lo toma como que son propios de la función en la que se desempeña.
De hecho, hace un tiempo, realizando visitas carcelarias por disposición de la Corte; en determinado momento el Jefe de la Unidad  de repente me aparta rápidamente de un lugar y me comenta que cerca de mí se encontraba una persona a quien yo había sentenciado a 49 años de prisión trabajando con una pala, a quien no le hubiese costado mucho hacerme algo con dicho elemento. Digamos no puedo decir que ciertas situaciones a uno no lo pongan nervioso, pero al punto de sentir miedo NO, porque creo que sería indigno de la función.

Su participación en uno de los Juicios de mayor repercusión en los medios fue aquel que tuvo que ver con el preso de Olmos que resultó asesinado supuestamente por guardiacárceles. ¿Hubo algunos inconvenientes con familiares de esa persona por su fallo a favor de los acusados?
-         Recuerdo ese caso. Se trató de un supuesto donde se investigaban dos hipótesis: una que justamente hubiera sido ultimado por agentes del servicio penitenciario  y la otra, un suicidio no intencional sino culposo. Esto comenzó  como una protesta  lo cual es común en las cárceles; lo que hay que entender es que los colchones son de poliuretano, por lo que al quemarse comenzó a desprenderse el anhídrido del colchón prácticamente a dejarlo sin posibilidades de sostenerse y cae quemándose en gran porcentaje de su cuerpo. Esa fue la tesis que prevaleció a lo que se refiere la prueba por sobre todas las cosas. Uno tiene que desapasionarse, mirarlo con absoluta objetividad.
He tenido otros casos en los que sí, fuerzas de seguridad asesinaron a un chico dentro de un patrullero, y allí caímos con todo el peso de la Ley e impusimos prisión perpetua porque así lo ameritaba. Además se acreditó fehacientemente la prueba, ya que puede tener diversidad testimonial, pericial, documental, etc. En estos casos es relevante la prueba pericial, la misma se realiza de forma privada y no son pruebas de público conocimiento, en los cuales uno tiene que elucubrar con presunciones lo inherente a la acreditación de los distintos temas. Es decir, el primer presupuesto a acreditar es lo que llamamos la “perpetración de un hecho”; luego al hecho lo subdividimos en un tipo penal o derecho. Finalmente en una segunda instancia se verifica el grado de participación que le cupo a la persona imputada o a los imputados, luego atenuantes, agravantes, etc. Y por último la pena que corresponde poner. Entonces éste es un camino lógico deductivo inductivo según como lo quieras mirar, es el que estamos obligados conforme a la legalidad, Constitución, Código Penal, Código Procesal y leyes anexas que nos dan las pautas a llevar a cabo. O sea, hay que desapasionarse y salirse del contexto de sentimientos de familiares o grupos que pugnan y pretenden influir, a veces con presupuestos  diversos de los que utiliza la justicia para llegar a distintos finales. Y si no rigiendo los fundamentales aspectos que tienen que ver con la Excusación o la Recusación. Esto significa que si alguien así lo considera, puede recusar al magistrado; en cambio si uno observa que el contexto lo excede debe excusarse, para evitar que se rompa la garantía fundamental del Juez Natural.

¿En la opinión pública va a tener siempre dos impactos diferentes?
-         Sí, siempre hacemos el mismo chiste al respecto. Cuando los fallos son favorables sos “El mejor Juez del mundo”, cuando son desfavorables sos el peor de todos. Pero sabemos que es así, y nuestra tranquilidad está en la posibilidad de que estas decisiones que tomamos luego son revisadas por el Tribunal de Casación, La Corte de la Provincia de Buenos Aires y la Corte Nacional, de manera tal que no es una decisión que es irrevocable, definitiva y que pudiera causar frente a un error, un perjuicio. Todo lo contrario, hay muchas instancias posteriores y superiores  que analizan cada fallo y se llega a la conclusión que corresponde. Y es garantía para el justiciable que se siente agraviado y que cree que el fallo no ha sido el correcto de acuerdo a derecho.

¿Qué considera que se debería cambiar en la justicia argentina?
-         Bueno, es muy amplia la pregunta porque obviamente en lo que se refiere a la jurisdicción y a su vez la resolución de conflictos con relevancia jurídica por parte de la justicia se divide a su vez en lo que llamamos competencia por razón de la materia. Esto es, existe competencia civil, competencia comercial, competencia contencioso administrativa, laboral, de familia, procesal, constitucional, y también penal que es la mía. En lo que hace a lo penal, considero que se ha avanzado bastante para hablar de algo que obviamente conozco por tratarlo directamente. También puedo opinar, si se quiere, de los otros ítems que mencioné: considero que siempre aparece la necesidad de la mayor cantidad de órganos para poder juzgar. Aquí en La Plata por ejemplo, hay sólo cinco Tribunales en lo Criminal y se han incrementado la cantidad de hechos delictivos de manera progresiva.

Y el trámite judicial necesita celeridad
-         Efectivamente, y para que no estén dos o tres años en la etapa primigenia y posteriormente otro tanto o un poco menos en la etapa de juicio, hacen falta mayor cantidad de órganos y en consecuencia mayor cantidad de sujetos operadores de este proceso:  Jueces, fiscales, y digo siempre defensores oficiales ya que son los que intervienen en el 80 o 90 por ciento de las causas, habida cuenta que son los abogados que no le cobran al cliente o que llegan a ellos subsidiariamente después de haber gastado todos sus ahorros en un abogado particular con que el que no obtuvieron, a veces, un resultado favorable. Una decisión en este sentido  traería aparejada la necesaria celeridad  que hoy necesita la resolución del caso. Por ejemplo, en este momento hace un mes que el tribunal en el que intervengo se encuentra con un caso en el que se imputa la muerte de un joven en la Comisaría Novena de La Plata, y hace un mes que estamos con cinco defensores, un particular damnificado y un fiscal. Cada testigo importante en el análisis me lleva 3 horas, y hay otros juicios, otras exigencias, otras audiencias y otras cuestiones de manera tal que a veces no es posible apurar algunas cuestiones así porque sí. Por eso pienso que lo prioritario es eso. Y después la infraestructura objetiva: más cantidad de salas de juicio, edificios que permitan que los testigos que deben permanecer mucho tiempo allí tengan un pequeño refrigerio, un baño cómodo. Hay gente que esta entre 3 y hasta 10 horas y tiene que esperar para oportunamente prestar su declaración. Hacen falta salas para que puedan deliberar los jueces frente a las distintas instancias que se van dando. Hace falta mucho en ese sentido y no veo lamentablemente que haya una inversión en el corto plazo, no veo que haya una tendencia política, en el buen sentido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario